Margarita de Austria-Estiria, esposa de Felipe III



Nacida en Gratz (Alemania) el 25 de diciembre de 1584, Sus padres eran el archiduque Carlos de Estiria y la archiduquesa María de Baviera. Los hijos de los archiduques solían madrugar e inmediatamente rezaban antes de oír la misa diaria, después de la misa, a las diez de la mañana se comía y tras esto se volvía a la labores de aprendizaje, primero labor y después gramática. A las seis de la tarde se iniciaban las clases de baile, que duraban hasta las siete, tras el baile se cenaba, se oía la segunda misa del día y se acostaban. Existían pequeñas modificaciones dependiendo del día de la semana, modificaciones relacionadas siempre con aspectos religiosos. Esto hizo que desde muy pequeña Margarita de Austria viviera una vida plena de aspectos religiosos. Esta educación hizo que se descuidaran otros aspectos, especialmente en gramática, y así, a la edad de trece años, no entendía apenas el latín, nada de español, el alemán en su versión austriaca era muy rudimentario. Estas faltas tuvieron que ser remediadas cuando se convirtió en la candidata a esposa del príncipe Felipe, sucesor de Felipe II. El archiduque Carlos de Estiria era primo de Felipe II, al ser hermano de Maximiliano II, siendo el padre de ambos el emperador Fernando I, hermano de Carlos I. Su señorío, la que se denominaba como marca de Estiria, era un territorio fronterizo con el Imperio Otomano.

Cuando Felipe II buscó a la futura esposa de su hijo, dirigió sus miras a la prolífica familia de su primo. En la misma había cuatro candidatas solteras. El rey escogió a Catalina Renata dos años mayor que el príncipe, pero murió poco después. Entonces se decidió por Gregoria Maximiliana, tres años menor. Se iniciaron las negociaciones y también se acordó el matrimonio entre Isabel Clara Eugenia, con el archiduque Alberto. Tras esto, se envió a Gratz a Pedro Rodríguez, para hablar con la madre de la novia escogida, ya que el padre había muerto poco antes. Sin embargo la misma noche que llegó el secretario, murió Gregoria Maximiliana víctima de la peste. La archiduquesa, entonces, propuso a Pedro Rodríguez, que sus dos hijas, Leonor y Margarita, fueran a España para que el monarca escogiera en persona y que la rechazada ingresase en el convento de las descalzas reales. La propia María de Baviera se mostraba más favorable a la candidatura de Margarita, pues consideraba que era la que gozaba de mejor salud. Finalmente Felipe II la escogió como futura esposa del príncipe Felipe, en contra de la propia idea de Margarita, que había deseado ingresar en un convento de Gratz.

Margarita inició el viaje a España, el archiduque Alberto, gobernador de los Países Bajos por indicación de Felipe II se dirigió a su encuentro. El papa Clemente VIII, ante la noticia del doble matrimonio quiso que estos se celebraran en la localidad de Ferrara. Margarita siguió camino hacia Vilach, donde recibió la noticia de la muerte de Felipe II, su prometido Margarita era ahora el soberano Felipe III. Con el luto de la noticia, la comitiva se dirigió hacia Ferrara, donde se celebró, por poderes, el doble matrimonio entre Felipe III y Margarita de Austria y el archiduque Alberto e Isabel Clara Eugenia, el día de San Leopoldo, patrón de la casa de Austria. Se continuó viaje hacia España. El 10 de febrero desde Génova, partió hacia Valencia en una armada de cuarenta galeras, dirigida por el Almirante de Castilla Andrea Doria

La flota frente a Barcelona el 23 de marzo de 1599, aunque no desembarcó y continuaron rumbo a Vinaroz, donde desembarcó la reina el 28 de marzo, tenía catorce años de edad y venía acompañada por su madre. Días más tarde en Valencia fue recibida por Felipe III. Francisco Sandoval y Rojas, marqués de Denia y futuro duque de Lerma, nada más desembarcar la reina despidió poco a poco a la servidumbre alemana que la reina trajo desde Gratz colocando a personas de su confianza. Unos días después, se realizó la ceremonia de confirmación de la boda por poderes, el marco fue la catedral de Valencia, donde a la vez se celebró la ratificación matrimonial entre el archiduque Alberto y la infanta Isabel Clara Eugenia. La estancia de los reyes en el reino de Valencia se prolongó hasta el 21 de octubre cuando los reyes y la corte hicieron su entrada oficial en Madrid en medio de una gran celebración popular.

En diez años proporcionó ocho hijos al rey, estos hijos fueron:

- la infanta Ana María Mauricia: que nació el 22 de septiembre de 1601
- la infanta María: que nació el 1 de enero de 1603 pero falleció en marzo de ese año
- Felipe: nacido el 8 de abril de 1605, futuro Felipe IV
- nuevamente una infanta de nombre María, que nació el 18 de agosto de 1606
- el infante don Carlos que nació el 15 de septiembre de 1607
- el infante don Fernando que nació el 16 de mayo de 1609
- la infanta Margarita, que nació el 24 de mayo de 1610
- el infante don Alfonso el 22 de septiembre de 1611.

Esos primeros años fueron para la reina de aprendizaje, igualmente fueron años de absoluta devoción y dedicación hacia la persona de su marido. Su amor por su marido fue una constante a lo largo de toda su vida,, amor plenamente correspondido, Felipe III fue uno de los escasos monarcas de la monarquía hispánica, de los que no se conoce aventuras extramatrimoniales. Felipe III tuvo cada vez más confianza en su esposa, incluso solicitándola consejo sobre alguna cuestión de estado. Esto levantó las suspicacias del valido Francisco Sandoval y Rojas, el duque de Lerma, fue así como poco a poco se inició la rivalidad política entre este personaje y la reina, rivalidad inicialmente soterrada pero que luego fue un verdadero enfrentamiento abierto por el poder, que terminó con la muerte de la reina en oscuras circunstancias.


El duque de Lerma, como vimos, despidió al personal de origen alemán que la reina traía consigo, sustituyéndolo por personas de confianza, como la marquesa del Valle, doña Magdalena Guzmán, o la camarera mayor de la reina, la duquesa de Gandía, muy unida a la emperatriz, la cual no se prestó al juego del valido y el duque de Lerma la sustituyó por su propia esposa como camarera mayor. Felipe III accedió al cambio y esto permitió que Lerma tuviese a la reina vigilada y controlada. Este cambio motivó en la reina desconfianza hacia el duque de Lerma. Trató el valido de que entre la reina y la gobernadora de los Países Bajos, Isabel Clara Eugenia, no fuese posible una comunicación directa. Un nuevo pasó dio el valido, dando la orden para que se enviara al confesor que la reina había traído desde Alemania, el padre jesuita Ricardo Haller, de regreso a Alemania y su lugar fuera ocupado por el franciscano fray Mateo de Burgos. La reina se rebeló, convenciendo al monarca y el jesuita permaneció en España.

Vino el traslado de la corte a Valladolid el 10 de enero de 1601. Pero entre tanta adversidad llegó una buena noticia, el primer embarazo de la reina quien dio a luz a la infanta Ana María Mauricia, en el vallisoletano palacio de Benavente, palacio real. Ante la posibilidad de morir en el parto, redactó su testamento. Testamento que se mantuvo en sobre cerrado y sellado pese a que el duque de Lerma insistió en abrirlo. Lerma nombró a Pedro Franqueza, conde de Vilallonga, secretario de la reina, y a su propio tío, Juan de Borja, mayordomo de la reina. Nombró nueva Camarera Mayor a su hermana, la condesa de Lemos.

Por fin nació el ansiado heredero, fue el Viernes Santo 8 de abril de 1605 a las nueve y media de la noche. Otro motivo de alegría para la reina era su confianza y amistad con Mariana de San José, monja del convento de las Descalzas de San Francisco. De repente llegó la orden real del traslado de la corte hacia Madrid el 4 de marzo de 1606. Fue ya en Madrid donde recibió la noticia de la muerte de su madre, ocurrida el 29 de abril de 1608, noticia sumió a la reina en una profunda tristeza.

En su aislamiento la soberana fue adquiriendo conciencia del estado de desorden del reino y del nepotismo y simonía que eran practicados no tanto por el duque de Lerma como por su círculo de protegidos. Igualmente la reina era consciente del descontento que contra Lerma se daba en ciertos círculos nobiliarios así como entre las clases populares. En esta situación se realizan en El Escorial unas juntas para analizar la situación económica de la monarquía. La reina pidió a su esposo que estuvieran presentes en la lectura de las conclusiones. El valido leyó su informe presentando un balance favorable. Cuando terminó, la reina intervino y contradijo totalmente al valido mientras el rey, sin decir nada, aprobaba lo que decía su esposa. Esta situación dio paso a la intervención de la justicia contra los secretarios del duque de Lerma, mandando a prisión tanto al marqués de Villalonga como a Alonso Ramírez de Prado, colaboradores de Lerma, sin que este pudiera hacer nada por evitarlo. Con la colaboración de fray Luis de Aliaga, la reina apuntó a la persona de más confianza del valido, don Rodrigo Calderón.


El rey solicitó a Lerma explicaciones sobre la actitud de don Rodrigo ante la reina, ante lo cual el duque de Lerma defendió a su secretario, no convenció al rey, pese a todo, el monarca consintió en que don Rodrigo Calderón conservara sus puestos en la corte, debido a la amistad que existía entre el duque y el rey. La reina decidió entonces actuar sin consultar al rey y se puso en contacto con el plebeyo Francisco Juara, de quien don Rodrigo Calderón usaba para los asuntos más sucios y escabrosos, conocido por Calderón, este pagó a un mercenario para que lo matara. La reina inició de inmediato una acción contra don Rodrigo Calderón, el rey decretó su cese como secretario, pero la realidad fue que mantuvo su influencia mientras duró la del duque de Lerma en la corte.

Nuevamente da a luz, la reina, el 22 de septiembre de 1611 esta vez es el infante Alfonso. Tres días después del parto cayó enferma sufriendo unos ataques de fiebre que los médicos fueron incapaces de detener. El rey mientras tanto permanecía constantemente a su lado totalmente compungido ya que la reina estaba en un estado de semi-inconsciencia por el que no reconocía a su marido. En uno de los momentos de conciencia se le aplicó la extremaunción por parte de su confesor, el padre Haller, a las nueve y media de la mañana del día 3 de octubre de 1611, en el Monasterio de El Escorial, murió la Margarita de Austria, la siempre amada esposa del rey Felipe III.




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