Mauregato, rey de Asturias desde el año 783 al 789



    Nacido en lugar y fecha desconocidos, era hijo natural de Alfonso I el Católico, desconociéndose quién era su madre, posiblemente una cautiva musulmana con la que su padre mantuvo relaciones después de quedar viudo. Es posible que de maurae captae (mora cautiva) proceda la etimología de su nombre, Mauregato. 

    Desde su nacimiento debió ocupar puestos destacados en la corte de su padre, no sabiendo nada de los puestos que ocupó en la corte de su hermanastro Fruela I y posteriormente con Aurelio y Silo. Aunque no debía estar muy lejos, ya que a la muerte de Silo, fue proclamado rey. La crónica de Alfonso III, en la versión Ad Sebastinum, describe así su llegada al poder: "Muerto Silo, la reina Adosinda y todos los oficiales de palacio pusieron en el trono paterno a Alfonso, hijo de su hermano Fruela. Pero víctima del fraude de su tío Mauregato, hijo del Alfonso el Mayor, aunque nacido de una sierva, expulsado del reino se quedó entre los parientes de su madre en Álava". Parece evidente que Mauregato se aprovechó de la juventud de su sobrino, aunque no parece que su advenimiento fuera violento, ya que el futuro Alfonso II el Casto logró huir y Adosinda aunque perdió gran parte de su influencia, no fue obligada a ingresar en el convento de San Juan de Pravia hasta el 26 de noviembre de 785. En este sentido hay que señalar que en opinión de algunos estudiosos es evidente que Mauregato contó con el apoyo de la corte del primer emir Omeya, Abderramán I, lo cual explicaría que su candidatura prevaleciera frente a la de Alfonso, a pesar de que en un principio partía con mucha desventaja por su condición de hijo bastardo. 


    Durante el tiempo que estuvo en el trono, desde el año 783 no tuvo ningún problema interno, produciéndose un gran avance en la administración y en la materia religiosa, ya que Mauregato influenciado por algunos de sus obispos y por Beato de Liébana, se negó a aceptar la llamada herejía adopcionista, separándose de la doctrina emitida por el arzobispo, Elipando de Toledo. Durante su reinado el culto al Apóstol Santiago se desarrolló profundamente, gracias a la composición del Himno Jacobeo, el cual está dedicado al monarca y que se convirtió años después, en un importante elemento dinamizador del ideal de Reconquista. Con respecto a los musulmanes, Mauregato mantuvo la política de paz de sus antecesores. Cara paz, pues tuvo que pagar importantes cantidades de dinero, además del ya conocido tributo de las cien doncellas, aunque éste último término hay muchos historiadores que lo tratan de leyenda, a pesar de que en la corte de Abderramán I eran muy valoradas las mujeres de piel y ojos claros.

    Mauregato murió en Pravia por causas naturales, en el año 788, siendo sepultado en la iglesia de San Juan de Santianes de Pravia. Desconocemos si estuvo casado, aunque algunas fuentes afirman que su esposa se llamó Creusa, con la que al parecer tuvo un hijo llamado Hermenegildo. A su muerte los nobles eligieron a Bermudo I el Diácono, sobrino de Alfonso I como su sucesor.



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