Alfonso III, rey de Asturias desde 866 a 910



    Alfonso III es el duodécimo rey de Asturias y el cuarto de esta serie. Se cree que nació en Lugo, aunque otras fuentes dicen que nació en Santiago, en el año 848. Era hijo de ORDOÑO I y de Muniadona o Muña. El 1 de enero de 850 a la muerte de su abuelo RAMIRO I, su padre ORDOÑO I decide partir hacia Oviedo, donde comenzó su educación para rey hasta que en 862, una vez que su padre consideró que reunía las condiciones necesarias, parte de nuevo para Galicia, esta vez como gobernador. En el 866 entró por primera vez en combate contra normandos y árabes.

    Muere ORDOÑO el 27 de mayo de 866, heredando Alfonso todas sus posesiones. Confiando en que los nobles astures respetaran sus derechos, permaneció en Galicia hasta dejar en orden todos los asuntos en Galicia. Nada más iniciar el viaje le llegaron noticias de que Fruela Vermúdez se había proclamado rey en su ausencia. Alfonso decidió dirigirse a Castilla y pedir ayuda al conde RODRIGO, el cuál le ayudo a organizar un ejército con que dirigirse a Oviedo. Ante la presencia de este poderoso ejército FRUELA fue traicionado y asesinado, gracias a lo cual Alfonso fue coronado a finales de 866 en la Iglesia del Salvador.

    Llegado al poder intentó organizar la administración y los desajustes ocasionados por FRUELA, pero estaba claro que no podría gozar de tranquilidad, ya que a principios de 867 los vascones, acaudillados por Eylón se sublevaron. Alfonso actuó con rapidez y sus enemigos se vieron obligados a rendirse y entregar a su líder.

    En el 868 se enfrenta por primera vez a los ejércitos musulmanes acaudillados por AL-MUNDIR, hijo de MUHAMMAD I, en las cercanías de León, logrando una importante victoria, tras lo cual dirigió su ejército al Bierzo donde también derrotó a sus enemigos.


    Con 21 años había llegado el momento de contraer matrimonio y dar un heredero a la corona. Decide casarse con JIMENA, hija del rey de Navarra GARCÍA I ÍÑIGUEZ, matrimonio del que nacerán tres futuros reyes: GARCÍA I, ORDOÑO II y FRUELA II.

    En el año 870 reunió un poderoso ejército, para acudir en auxilio de Mérida, en Astorga. Tomando la Vía Lusitana cruza con sus hombres el Duero, se apodera de Antena y concluida la campaña se dirige de regreso a Galicia, donde gracias al cuantioso botín obtenido reanuda las obras de la catedral de Santiago y acomete obras del monasterio de Sahagún. Ya en Oviedo en el 873 mejora las murallas de la ciudad y emprende la repoblación de Chaves, Braga y Oporto. En el 874 el conde Flacidio se subleva en Lugo y Alfonso III controló rápidamente la situación.

    En el 878 Hasim ibn Abd al-Aziz decide emprender una nueva expedición que cae en una emboscada en la batalla de la Polvorosa. Alfonso los persigue y les vuelve a derrotar en Valdemora. Los enfrentamientos se reactivan en el 881, ya que el gobernador de Badajoz se propone conquistar Coimbra, Alfonso reúne un ejército y libera la ciudad, no contento con ello atacó Mérida y derrotó al gobernador de Sierra Morena.

    Pero Alfonso III tiene necesidad de repoblar los territorios conquistados y finalmente en septiembre de 883 envía a un clérigo mozárabe a firmar las paz con el emir de Córdoba, llevadas a buen término las gestiones continua repoblando la Tierra de Campos, engrandeciendo así el futuro condado independiente de Castilla. Llevó a cabo la repoblación de Castrojeriz y fundó la ciudad de Burgos. Pero la tranquilidad conseguida allende sus fronteras no tuvo reflejo en el interior y tuvo que acabar con las sublevaciones internas como la del noble leonés Hanno y la de su homónimo gallego Hermenegildo Pérez.

    Su hijo predilecto ORDOÑO, tras ser nombrado gobernador de Galicia, se proclamó rey del territorio en el año 897. No preocupó esta circunstancia a Alfonso y así en el año 899 acudió a Santiago a presidir la consagración de la primitiva catedral.

    Debido a las repoblaciones efectuadas fijó la frontera de su reino en las orillas del río Duero. Pero fue entonces cuando se vio en la obligación de proteger los territorios frente a las tropas de Ahmed ibn Moawia y el rebelde Abu al-Asserraj, que pusieron cerco a Zamora. Alfonso III acudió en su auxilio. Los desacuerdos entre los musulmanes le facilitaron las cosas, capturó a Ahmed ibn Moawia y mandó que le degollaran, continuando hacia Toledo para reafirmar su autoridad, consiguiendo importantes tributos.

    Llega a continuación un periodo de tranquilidad, ya que entre los años 905 y 909 permanece casi continuamente en Oviedo, presidiendo el 20 de enero de 905 la inauguración de la catedral, la rehabilitación del monasterio de San Cosme y San Damián y la iglesia de San Miguel de Escalada. Pero la tranquilidad se vería rota de nuevo, puesto que en el 909 su hijo primogénito GARCÍA se sublevó. ORDOÑO decidió frenar las ambiciones de éste poniendo cerco a Zamora donde se había refugiado, haciéndole prisionero. Este castigo fue mal considerado por la familia, que se puso en contra del monarca, viéndose obligado a repartir el territorio entre sus hijos y abandonar el poder.

    GARCÍA I será proclamado rey de León; ORDOÑO II rey de Galicia, y posteriormente a la muerte de su hermano GARCÍA I, será también rey de León; FRUELA II rey de Asturias y posteriormente de León; Gonzalo, arcediano de la Catedral de Oviedo y por último Ramiro.

    Alfonso murió el 20 de diciembre de 910 en la ciudad de Zamora a la edad de 62 años, posiblemente a causa de una pulmonía. Sus restos fueron depositados en la catedral de Astorga hasta que fueron trasladados a la iglesia de Santa María de Oviedo y posteriormente, desde el siglo XVII instalados en el Panteón Real de la Catedral de Oviedo.



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